Si Gabo perdiera la memoria, nosotros se la recuperaríamos

La Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano FNPI desmintió que Gabriel García Márquez padezca demencia senil. La noticia que dio la vuelta al mundo quedó en rumor, en un chisme que desde el principio se empezó a magnificar. 

Que si, que si la padece, que lo confirmó con anterioridad Plinio Apuleyo Mendoza y que incluso Alfredo Bryce Echenique se refirió al respecto . Claro, sería muy triste que nuestro Nobel tenga esos «conflictos con la memoria», como lo manifestó su hermano Jaime. Mucho más triste que su puño y letra no pudieran volver a crear ninguna obra.

Pero Gabo «sólo está un poco olvidadizo», según Jaime Abello, director de la FNPI, y la demencia senil es algo casi que natural y mucho más común de lo que se cree, así que si Gabo llegara a perder la memoria, tranquilo Maestro, nosotros nos encargaríamos de recuperársela.

Pues bien, no sólo empezaría por recordarle a usted, Gabriel José de la Concordia García Márquez, sino a todo el que quiera rendirle un homenaje, que por su realismo mágico es el primer colombiano (y el segundo latinoamericano) en ser reconocido con el Premio Nobel de Literatura, que la Academia Sueca le otorgó en 1982 «por sus novelas e historias cortas, en las que lo fantástico y lo real son combinados en un tranquilo mundo de imaginación rica, reflejando la vida y los conflictos de un continente«.

También le recordaría Maestro, que usted es muy importante para el mundo y que ha escrito más de 28 cuentos y relatos, 33 novelas, libros de recopilaciones y reportajes, y hasta un texto teatral.

Y aun me quedaría corta recordando que usted hace parte del llamado «boom latinoamericano» de la literatura, que es Doctor honoris causa de la Universidad de Columbia (EEUU) y de la Universidad de Cádiz, que recibió la Medalla de la legión de honor francés en Paris (1981) y que hay calles en el mundo que llevan su nombre.

Y no siendo suficiente, si nuestro Nobel llegara a perder la memoria,  tengo dos propuestas para rendirle homenaje, porque los homenajes se hacen en vida, para NUNCA olvidar quien es usted, «Gabito».

La primera propuesta nace a partir de una pregunta que me planteé: ¿Cómo recuperaría la memoria de Gabo? Algunas propuestas.

Y la segunda es una invitación, que ojalá pongamos en práctica con frecuencia.

Y sé que con todo esto sigo y seguimos quedándonos cortos en agradecerle por existir, por permitir que con su realismo mágico recordemos cada uno de los detalles de nuestra realidad colombiana y latinoamericana que, mezclados con lo fantástico y mítico, evitarán que perdamos la imaginación, el buen humor y la alegría, cualidades que usted conserva intactas. Envidia «de la buena» de los que lo conocen personalmente y tienen la gran fortuna de ser sus amigos.

Ya los medios de comunicación, una respetuosa reflexión. ¿Vale realmente la pena inflar tanto las noticias? Por favor, dejemos de lado el sensacionalismo.

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